Generar conocimiento en torno a la cultura del buen pan y compartirlo, tejer redes entre creadores y consumidores. Desde ya, panaderos profesionales, aficionados, amantes del oficio, de este alimento y de la lectura, pueden dar la bienvenida a la revista P.A.N. Una publicación de periodicidad semestral editada por Libros con Miga junto con los panaderos de la PEPA. Una apuesta por la calidad tanto en el contenido como en el diseño; Elena Odriozola, Premio Nacional de Ilustración 2015, es una de las personas que participa en la parte gráfica. Un camino por recorrer que han empezado muy bien acompañados; el éxito de la campaña de crowdfunding realizada en Verkami, a través de la que han conseguido financiación para poner en macha el proyecto, deja claro que cuentan con el apoyo de una comunidad comprometida con esta iniciativa.
Una muestra del contenido que ofrece el primer número:
– Una excelente entrevista de Ibán Yarza al panadero sueco Sébastien Boudet
– Xavier Barriga reflexionando sobre la panadería del siglo XXI
– El regreso de Iñaki Echegoyen (de panarras.com) a la divulgación de su amplio conocimiento
– Una conversación cercana, profunda y distendida entre la gran Anna Bellsolà y Jesús Machí
– Recetas originales y con historia de maestros como Jordi Morera o Manuel Flecha
– Una sección bien nutrida de pan sin gluten
La revista se puede adquirir en la web de Libros con Miga, tiendas online de Babette y en las panaderías que pertenecen a la PEPA. Además existe la opción de realizar una suscripción a través de hola@revistapan.com.
Con esta noticia nos hemos acordado de la poeta chilena Gabriela Mistral y de su poema Pan, que compartimos a continuación:
PAN
Dejaron un pan en la mesa,
mitad quemado, mitad blanco,
pellizcado encima y abierto
en unos migajones de ampo.
Me parece nuevo o como no visto,
y otra cosa que él no me ha alimentado,
pero volteando su miga, sonámbula,
tacto y olor se me olvidaron.
Huele a mi madre cuando dio su leche,
huele a tres valles por donde he pasado:
a Aconcagua, a Pátzcuaro, a Elqui,
y a mis entrañas cuando yo canto.
Otros olores no hay en la estancia
y por eso él así me ha llamado;
y no hay nadie tampoco en la casa
sino este pan abierto en un plato,
que con su cuerpo me reconoce
y con el mío yo reconozco.
Se ha comido en todos los climas
el mismo pan en cien hermanos:
pan de Coquimbo, pan de Oaxaca,
pan de Santa Ana y de Santiago.
En mis infancias yo le sabía
forma de sol, de pez o de halo,
y sabía mi mano su miga
y el calor de pichón emplumado…
Después le olvidé, hasta este día
en que los dos nos encontramos,
yo con mi cuerpo de Sara vieja
y él con el suyo de cinco años.
Amigos muertos con que comíalo
en otros valles, sientan el vaho
de un pan en septiembre molido
y en agosto en Castilla segado.
Es otro y es el que comimos
en tierras donde se acostaron.
Abro la miga y les doy su calor;
lo volteo y les pongo su hálito.
La mano tengo de él rebosada
y la mirada puesta en mi mano;
entrego un llanto arrepentido
por el olvido de tantos años,
y la cara se me envejece
o me renace en este hallazgo.
Como se halla vacía la casa,
estemos juntos los reencontrados,
sobre esta mesa sin carne y fruta,
los dos en este silencio humano,
hasta que seamos otra vez uno
y nuestro día haya acabado…
Gabriela Mistral
Por Llanuras