Salamanca.
Gélido sábado de enero.
18 en el calendario. Algo más de las 20:30.
Entre los libros de Hydria,
un improvisador habla de improvisación libre.
No de historia, ni de cánones musicales,
sino sobre el proceso creativo
de la improvisación.
Sin improvisar, “Improvisando”
nace de la mente de Wade Matthews
y el saber hacer de Turner.
Una editorial, una librería y un final:
chocolate caliente
en un gélido sábado de enero.
Wade Matthews lleva toda una vida improvisando; no pretendemos con estas líneas ponernos a su altura. Músico de jazz, maestro de la improvisación y la electroacústica, su talento reposa sobre una sólida formación académica. Nació en Francia, de padres norteamericanos, y acabó viviendo en Madrid hace más de 23 años.
Hace 15 al menos, confiesa, debería haber escrito este libro: “Improvisando”. Pero anduvo ocupado. Y cuando por fin se sentó a darle forma sobre el papel, estaba ya en su cabeza. No tuvo que empezar de cero. Ha vivido en su piel el mecanismo de la improvisación. Y aunque este no es un libro de autoayuda (aviso a navegantes), lanza sus ideas no solo a músicos, sino a cualquier persona interesada en los procesos de creación libre: filósofos, psicólogos, y todo tipo de artistas de profesión o corazón.
Dados los antecedentes, nos preguntamos si hubo banda sonora al redactarlo. Pero la respuesta es un rotundo no: “Si escucho, escucho; si escribo, escribo”. Sabio consejo en estos tiempos multitarea.
Y si se pasa por Salamanca para presentar su obra, también lo hace a conciencia. Invitado por la Asociación Alamisa (dedicada a la promoción musical, vertebrada por el jazz), su presencia en la librería Hydria fue el broche final a una jornada intensa.
Primero, concierto de libre improvisación electroacústica en el Museo del Comercio junto a Javier Pedreira, con quien comparte el dúo Genmaicha (el nombre de un té japonés que a ambos les gusta). A continuación, taller en el conservatorio. Y, ya con la noche y el frío cubriendo la ciudad de Salamanca, la presentación en la veteranísima librería Hydria, que lleva 3 décadas en activo y el pasado año se animó a abrir una de las zonas del establecimiento como cafetería+zona de discos y DVDs+ escenario de eventos como este, para alborozo de los salmantinos, de condición y adopción.
Como los artistas, musicólogos y hasta historiadores de arte que estuvieron presentes en la presentación y lectura de algunos fragmentos de “Improvisando”, que lanzaron su inquietud por conceptos como el riesgo –cómo afrontar el desafío de subirse a un escenario delante de un público rodeado de músicos que a veces ni siquiera conoces−; la coherencia como forma musical, o la dificultad de describir la actividad creativa con palabras.
“Es bonito tener un público inteligente e interesante”, decía Matthews. Es bonito también encontrarse con un autor así, decimos nosotras.
Por Verónica Íñigo