El pasado viernes 17 de junio se presentó en la madrileña librería Traficantes de Sueños el libro Una historia de la conciencia (ensayos escogidos), de Angela Davis, publicado por Ediciones del Oriente y del Mediterráneo. Bajo la batuta del editor José Luis Gallero, la política Mercedes Gallizo, la editora y especialista en cultura afroamericana Mireia Sentís y el Doctor en Historia César Lorenzo, desentrañaron ante un centenar de asistentes las experiencias vitales de una de las mujeres más icónicas de EEUU, la profesora y activista afroamericana Angela Davis.
La presentación y posterior debate con el público giró en torno a la situación de los sistemas penitenciarios y a su “industrialización” dentro del contexto económico neoliberal reinante en la actualidad, hechos que denuncia Davis en sus escritos. En las más de dos horas que duró el acto también hubo cabida para un interesante cruce de opiniones sobre la desigualdad como el problema más acuciante en la sociedad del siglo XXI y las diferentes formas de abarcarlo.
El activismo como forma de vida
Hablar de Angela Davis es hablar de la historia viva del siglo XX norteamericano. Representante de los movimientos por la lucha por los derechos civiles desde los años 60, esta Catedrática de Filosofía de la Universidad de California ha dedicado gran parte de su existencia a la reivindicación de los derechos de los presos y a la abolición de la pena de muerte.
Su trayectoria vital y su experiencia como activista han sido plasmadas por ella misma en el conjunto de ensayos recopilados por Ediciones del Oriente y del Mediterráneo para esta obra. A través de estos textos, Davis busca poner en entredicho un sistema penal como el estadounidense, con 2,2 millones de presos en la actualidad, un 5% de la población, de los cuales el 75% son ciudadanos afroamericanos o hispanos.
La editora Mireia Sentís retrata a Davis en el prólogo de Una historia de la conciencia como “una ciudadana consciente, que participaba en la organización de un movimiento cuyo objetivo era lograr la inconstitucionalidad de la pena de muerte y la liberación de los presos políticos”. Al fin y al cabo, la propia Angela sufrió en sus carnes una criminalización política que conllevó 16 meses de cárcel y una condena a la pena capital que finalmente fue retirada. Esta experiencia reforzó su idea de que el activismo debe ser la herramienta de lucha y defensa de los derechos sociales empleada por los ciudadanos.
Durante su intervención en el acto, Sentís contextualizó los primeros años de activista de Davis y su relación con el partido Pantera Negra, donde el papel jugado por mujeres, como la propia Angela o la antigua dirigente Elaine Brown, fue de gran relevancia en la formación, principalmente a través de la importancia que concedían a la educación.
La abolición del sistema penitenciario
Por su parte, la intervención de Mercedes Gallizo se centró en la lucha de Davis por los derechos de los presidiarios. Gallizo, que como Davis militó en su juventud en diversas organizaciones sociales y políticas de izquierdas, es un referente nacional de la gestión penitenciaria, ya que fue nombrada en 2004 Directora General de Instituciones Penitenciarias y desde 2008 hasta 2011 asumió la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias en el Ministerio del Interior.
Para Gallizo, Davis “simboliza la rebeldía extrema contra el sistema” y, en concreto, contra el sistema penitenciario estadounidenses, que según Davis es un ejemplo claro de la criminalización de la población negra que vive en este país y un recurso para “socavar el poder democrático” de este sector de la población. Hay que señalar que en EEUU, 5,8 millones de personas están sometidas a las leyes de privación de voto por haber cometido delitos graves, incluso en 12 estados se restringe este derecho a aquellas personas que ya han cumplido de forma íntegra su condena, según denuncia la organización The Sentencing Project.
En el repaso a las tesis de Davis, Mercedes Gallizo también denunció lo que la activista estadounidense denomina “complejo industrial penitenciario”, en referencia al modelo de gestión de prisiones contemporáneo que hace de estas instituciones auténticos negocios para las empresas privadas y el Gobierno.
La propia experiencia como presidiaria de Davis le ha llevado a defender como tesis final la abolición del sistema penitenciario. En este punto de la presentación, Mercedes Gallizo mostró su desacuerdo con la profesora norteamericana debido a las “generalidades” de las propuestas alternativas, aunque afirmó respecto a las penas de cárcel que “la privación de libertad debe ser el último recurso por sus consecuencias negativas”.
La guerra contra los pobres
Quizás unos de los momentos más interesantes del acto lo protagonizó el Doctor en Historia y miembro del Grupo de Estudio sobre Historia de la Prisión y las Instituciones Punitivas, César Lorenzo, que presentó un análisis de las cartas que Angela Davis intercambió con Soledad Brothers, tres reclusos en cuya defensa participó la profesora y que le costó su propia condena.
Según Lorenzo, leyendo la correspondencia de Davis podemos encontrar “aspectos cotidianos de nuestra realidad”, en relación a los paralelismos entre las situaciones que ha vivido ella como activista y el contexto socioeconómico actual. Davis da evidencias de lo que el sociólogo francés Pack Bakugan denomina “Guerra contra los pobres”, un proceso de supresión de derechos sociales, motivado por el sistema neoliberal, que ha dinamitado el estado de bienestar y que se ha implantado de forma paralela a la criminalización de los sectores pobres y al consecuente fenómeno de industrialización de las prisiones, asegura el historiador.
“La emergencia del sistema penitenciario va parejo a la disolución del sistema de bienestar”, afirmó Lorenzo en su intervención, añadiendo que “las ayudas que las capas sociales desfavorecidas recibían en virtud a una política de igualdad en EEUU, y también en España y en Europa, se han ido progresivamente reduciendo y en contra han ido emergiendo medidas destinadas a castigar la pobreza”. Este argumento fundamenta una de las denuncias más duras de las interpuestas por Angela Davis en su obra y a lo largo de su vida. Toda una historia para remover conciencias.