La suerte. La mala suerte. La fortuna. El infortunio. En definitiva, el azar. Ese elemento tan imprevisible como insondable es el tema central de El libro de la suerte, un mano a mano escrito por Sergio Lairla e ilustrado por Ana G. Lartitegui.
Ambos autores, junto con Arianna Squilloni, editora de A buen paso, y Rosa Tabernero, profesora especializada en literatura infantil, loaron el pasado 24 de octubre las bondades de este libro en un evento celebrado en la librería Anónima de Huesca, ante medio centenar de asistentes, incluidos padres de todas las edades, atentos pequeños lectores y estudiantes de magisterio.
Para que El libro de la suerte llegara a esta presentación tuvieron que pasar muchísimas cosas, ya que la obra fue concebida en 2003 y vivió distintas vicisitudes editoriales hasta caer en manos de Squilloni, quien supo apreciar esta historia que narra las aventuras del señor Buenaventura por un lado y, si le das la vuelta, las del señor Malapata por el otro, dos caras de una misma moneda y de una misma historia que confluye en las páginas centrales.
Rosa Tabernero recordó la conmemoración del Día de las Bibliotecas y quiso reconocer en este volumen un ejemplo de lo que ella, como experta, entiende como literatura infantil de calidad: libros para niños que pueden ser leídos por adultos y que exhiben una lectura inteligente.
“Se trata de un libro muy bien editado, muy bonito, muy bien acabado y muy bien impreso -explica Chema, el librero de Anónima-, un libro para disfrutar que oculta 1.793 pequeños detalles en sus ilustraciones”, diez de las cuales se pueden contemplar en Anónima hasta el próximo 7 de noviembre.
El acto se cerró, como no podía ser de otro modo, haciendo un homenaje al azar, sorteando dos láminas originales de Ana G. Lartitegui y un ejemplar de El libro de la suerte. Los afortunados ganadores se marcharon felices, y aquellos a los que el azar no sonrió, también se fueron contentos, ya que pudieron adquirir el libro y llevárselo firmado y dedicado.
“Es un libro muy interesante, muy apropiado para regalar y para disfrutar, estoy muy contento de la repercusión que ha tenido el evento -nos cuenta Chema-, porque en estos días es muy difícil que la gente se acerque a las librerías, que se lo pasen bien y que les guste tanto el libro que muchos se lo compren”.
De este modo, la suerte de El libro de la suerte es también la suerte de los autores, la de la editorial, la de Anónima y, sobre todo, la de los afortunados que tuvieron la oportunidad asistir a este evento.
Por Patricia Magaña