La librería Cálamo de Zaragoza está en plena renovación de su espacio. Y el pasado 9 de abril nos dejó entrever un poco esta habilitación de nuevas zonas durante un evento con lo mejorcito de la literatura suiza.
Arno Camenisch –que nació en 1978 en Tavanasa, a orillas del Rhin y al pie de los Alpes suizos, y cuya obra, tanto en alemán como en romanche, ha ganado varios premios y ha sido traducida a 20 idiomas− presentaba dos de sus libros: Sez Ner, la que fuera su primera novela, y Detrás de la estación, que junto a Última ronda, conforman la trilogía editada por Xordica.
Y lo hacía estrenando un espacio recién acondicionado por Cálamo en la segunda planta, que se asoma sobre el altillo de esta veterana librería aragonesa, acogiendo los rayos de luz natural y el verdor de las plantas para sumergir al visitante en esa atmósfera intimista que requieren ciertos autores y obras de pequeño formato pero enorme calidad.
Un escenario idóneo para las casi treinta personas que disfrutaron del esmero y las tablas de Arno, que en palabras de Paco, el librero de Cálamo, responde al perfil de muchos autores en lengua alemana, “con mucha costumbre de visitar librerías para presentar sus libros y hablar de su literatura. Preparan los actos con bastante esmero, no se limitan a decir las cosas consabidas o a esperar halagos del presentador, sino que leen sus textos y lo hacen con pasión”.
Eso sí, la lectura estuvo precedida de la intervención de Severino Pallaruelo. Este autor aragonés, que nació en un pueblo del Pirineo oscense, trazó un divertido paralelismo entre los Alpes suizos donde transcurren las obras de Arno, y las villas pirenaicas, con sus costumbres y sus personajes –el porquero, el cura, el pastor y tantos otros−, tan similares pese a la distancia entre ambas cadenas y culturas montañesas.
Con el impacto de esta comparación aún en la mente de todos, Ana Cañillas, compañera de Cálamo, se arrancó con una lectura de textos en español de ambas obras, mientras que Arno leyó un fragmento en lengua romance de “Sez Ner”, y un segundo en alemán, procedente de “Detrás de la estación”. “Fueron lecturas muy hermosas”, reconocía Paco, capaces de transmitir pese a no entender el significado de las palabras, gracias a la musicalidad del idioma y al hecho de que Arno resultara ser un estupendo lector.
Ese fue el perfecto pistoletazo de salida para el debate, activo como siempre en Cálamo. Nos quedamos con la reflexión de Paco: “Lo que más me interesó, además de la calidad de los textos, fue el reflejo de un mundo que está desapareciendo. Asistimos a una representación de la vida de unos personajes que ya es difícil encontrar”. E imaginamos los pasos de hombres y bestias, que antaño hollaron esas tierras, cubriéndose poco a poco de pastos…
Por Verónica íñigo