Muchas veces la presentación de un libro se convierte en una excusa para reunirse con los amigos. Otras, nadie se conoce: todo ha sido orquestado para vender ejemplares. Y a veces, en ambas situaciones y de forma sorprendente, nadie se ha leído el libro.
El viernes 25 de abril se presentó la antología de relatos de Guillermo Ortiz, Una sucesión de amaneceres imprevistos (Lapsus Calami, 2014), en la librería madrileña Tipos Infames, donde compartieron micrófono con el autor, su editor Jorge Vales y los escritores Jorge Díaz y Manuel Jabois. Este último, al tomar la palabra, bromeó sobre su intención de hablar del libro sin haber leído un solo relato, pudiendo explayarse en temas recurrentes de la literatura como son la soledad o los amores soterrados: «Puedes ir con unos folios, de presentación en presentación por Madrid, sin haber leído ninguno de los libros».
Este guiño surge a raíz del cuento que abre y que da título a la antología, donde un autor de éxito inicia su bajada a los infiernos enfrentándose a una serie de entrevistas en las que nadie ha leído su obra. Las profesiones se suceden a lo largo de las páginas del libro: escritor, periodista, director de cine, músico… Personas que se dedican a contar historias y que, sin embargo o precisamente por ese motivo, han dejado de entender el mundo. Jorge Díaz las definió como «aturdidas en un cierto momento de su presente», a lo que Guillermo sumó la idea de la huida: «todos los personajes del libro tienen miedo a caer en la mediocridad y posiblemente ya hayan caído y quizá tampoco sea tan grave. Su momento de comodidad ha pasado. Es muy atractiva la idea de la huida perfecta pero no existe: si tienes un problema de torpeza en tu relación con la vida, la vas a tener en todos lados».
Las preguntas del público se sucedieron alrededor de esta idea del miedo al fracaso y la repleta sala de Tipos Infames tuvo que ir haciendo hueco a los personajes que pueblan los relatos de Guillermo Ortiz, que se encarnaron para recibir una reprimenda de los allí congregados, en una suerte de terapia colectiva. Manuel Jabois nos dio la clave para entender este extraño fenómeno al mencionar que, para él, lo llamativo de la escritura de Guillermo es su observación psicológica de las situaciones que narra y su oído para los diálogos: «Lo que crea adicción es el continuo toma y daca de los personajes».
Con ellos dialogábamos cuando, a la pregunta sobre si la insatisfacción en el amor podía considerarse una impronta generacional, un caballero del público arrebató el micrófono para prohibir a los más jóvenes apropiarse de la ambigüedad en las relaciones amorosas porque, dijo, «eso viene de lejos…». Una confusión que se puede explicar si tenemos en cuenta lo que Manuel Jabois llamó «una visión acentuadamente generacional de Guille. Hay una serie de claves, de símbolos a los que vuelve en los que yo me reconozco muchísimo».
Probablemente Guillermo Ortiz sea veraz a su tiempo: es periodista en la revista Jot Down y en periódicos digitales como El Imparcial, también ha publicado, entre otros, un libro sobre el 15M, un Compendio deportivo para la Editorial Debate cuya presentación es inminente y escribe un blog desde hace ocho años. Sin embargo, el desamor, las falsas huidas, el tedio, la mediocridad o que un día cualquiera, de repente, se abra a tus pies un abismo… eso, efectivamente, viene de lejos.
Manuel Jabois y Jorge Díaz presentaron Una sucesión de amaneceres imprevistos porque, según el autor, los tres comparten una misma estética, que quizá no tiene que ver con el resultado sino con el proceso: los tres se divierten escribiendo. También se divierten presentando libros que sí han leído. En esta ocasión, y en muy contadas circunstancias, una presentación entre amigos se convierte en una excusa para hablar de un libro.
Por Tatiana Vargas Löwy