Si hay una cualidad que destaca de la librería madrileña Traficantes de Sueños es su genética reflexiva, donde cada hueco de sus estanterías y mesas de exposición está ocupado por una obra profundamente analítica y cargada de vehemencia. El pasado sábado 4 de marzo fue turno para la presentación del libro Abecedario zombi. La noche del capitalismo viviente, escrito por Julio Díaz y Carolina Meloni, profesores de Ética de la Universidad Europea de Madrid, que estuvieron acompañados de Ramón del Castillo, profesor de Filosofía de la UNED, y Gala Arias, de la editorial El Salmón Contracorriente.
El título elegido por los autores deja claras sus intenciones desde el primer impacto visual. Un Karl Marx zombificado ilustra la portada en un alegato gráfico del contenido de la obra, un diccionario que recoge términos característicos del universo zombi y los disecciona desde una perspectiva política y económica. Sólo a través de esta óptica es posible interpretar la evolución (o involución) de la sociedad, aletargada e insensible, cuya capacidad de reacción ha quedado totalmente sofocada por las artimañas del poder. Y no hay mejor comparación para este estado de anquilosamiento que la naturaleza de los muertos vivientes, seres humanos desprovistos de emociones, caníbales, putrefactos.
La colección de palabras reunidas en el Abecedario zombi se desgranan con paciencia, pues la digestión requiere su tiempo. “El libro está hecho de despojos, como desmembrado”, anuncia Ramón con sorna. Los conceptos se agrupan como una manada anárquica de pequeñas disertaciones filosóficas, sin dar más importancia de la que merece al orden protocolario. Dicha aleatoriedad, señala Carolina, se debe al método de trabajo que ella y Julio han desarrollado para dar forma al libro. Lo que empezó como un hobby en un blog acabó convirtiéndose en un auténtico cementerio lingüístico, donde cada acepción entraña una nueva pero a la vez corrompida realidad. Que formamos parte de una sociedad de zombis es un hecho que los autores dan por obvio, por lo que la verdadera incógnita que quieren despejar es el cómo se ha ido gestando esta sumisión del pueblo a las autoridades.
La paradoja zombi del presente
Winston Churchill dijo en 1944 que la historia la escriben los vencedores, pero se le olvidó apostillar que los considerados perdedores también tenían su propia versión de los acontecimientos. La clase media siempre ha sido una especie de vertedero en el que los poderosos descargan todas sus culpas, a veces desde las sombras y otras a plena luz del día. La fuerza real reside en el pueblo, en su talento potencial para unirse y enfrentarse a las altas esferas opresoras, que en su afán por vencer en cada batalla buscan contener esa posibilidad de rebelión mediante distintas fórmulas. Así, Julio señala que la “maquinaria capitalista” ejerce su poder disuasorio a través de cuatro niveles: empobrecimiento, criminalización, desidentificación y normalización. Para controlar a las masas “ya no sirve la moralización del siglo pasado. En nuestros tiempos se juega con la inteligencia emocional, los zombis están domesticados”, explica.
Es la era de la consciencia inconsciente, una paradoja que nos convierte en zombis depredadores que vagan por el planeta henchidos de agresividad y conformismo. Nuestros sueños se ven truncados y pisoteados, ya no sólo por las oscuras maniobras capitalistas, sino también por nuestros propios vecinos y compañeros. Hay quien lo llama la ley de la jungla, donde únicamente los que logran adaptarse a un entorno hostil son los que sobreviven, aunque en este mundo la supervivencia se presenta más como una rutina que como una necesidad. “El momento actual es la apoteosis zombi. El zombi es el catalizador que permite que el capitalismo salvaje funcione”, apunta Julio. Para Carolina, el zombi “es la criatura más fascinante que existe por sus múltiples caras. Todos llevamos el virus dentro”.
La filosofía que colorea cada concepto del libro se asocia con un toque de ironía que permite a los autores bucear en el universo zombi de otros campos artísticos. Se hace mención, por ejemplo, a los muertos vivientes de la serie The Walking Dead como analogía perfecta de la situación actual. Hay que recordar, subraya Julio, que el aparato propagandístico de Donald Trump descubrió que la mayoría de espectadores de la serie eran personas más contrarias a la inmigración, por lo que dirigió sus mensajes específicos sobre este tema a esa parte de la población. El resultado ya lo conocemos. Dicha estrategia política, valoraciones éticas aparte, refleja al detalle la identificación de la sociedad con un término tan frustrante como rotundo: la rabia. La rabia que flota en el ambiente y nos infecta, nos transforma en silencio, nos engulle.
¿Son los zombis de hoy producto del statu quo o es el contexto el que se ve moldeado por la presencia de los muertos vivientes? El Abecedario zombi no pretende ofrecer una única respuesta, ya que al parecer podría ser doble. La descomposición se propaga en ambas direcciones sin obstáculos, alimentada por el miedo y la resignación. “Las gafas que utilizan Julio y Carolina para escribir el libro nos permiten ver cosas que son cotidianas pero imposibles de apreciar a simple vista”, indica Gala. Esa es quizá la vacuna contra el virus Z, la habilidad para frenar la putrefacción de la consciencia y despertar en vida. Si es que todavía estamos a tiempo.
Por Christian Rubio