Ir a articulos
Imagen: Patricia García Herrero

Aguas de mayo, libros para todo el año

Madrid siempre ha sido una ciudad de tradiciones, de fútbol los fines de semana y de Rastro los domingos. Demasiadas misas y muchas fiestas, capital de verbenas y toros, y desde hace ya 83 años, anfitriona de tradiciones de libros en las postrimerías de la primavera en el Retiro.

La Feria del Libro de Madrid se ha ido convirtiendo año tras año en uno de esos eventos que locales y foráneos gustan de repetir, bien por pasión bien por costumbre, y este año, ni la lluvia ni la resaca del deporte rey han mitigado las intenciones de los visitantes el primer fin de semana del evento. 75 ediciones cumple en 2016 la Feria, un año de celebraciones si sumamos el IV Centenario de la muerte de Cervantes, cuya obra más internacional, El Quijote, tiene un hueco de honor en la presente convocatoria, como ya lo tuvo en la celebración del Día del Libro el pasado 23 de abril.

Escritor vs lector, el gancho

 

La Feria, como una ciudadana más, no sólo vive de tradiciones, sino que sufre también los efectos de esta condenada crisis que ya viene durando casi una década. Si en 2015 los organizadores vieron una luz al final del paseo de Fernán Núñez, este año buscan como mínimo repetir beneficios o al menos superar el 6% del incremento en ventas. Quizás es por eso que el evento se reinventa en algunos aspectos y mantiene tirones que le vienen funcionando año tras año, como el encuentro entre lectores y escritores, un anzuelo muy tentador que sólo este primer domingo se traducía con la presencia de escritores afamados como Julia Navarro, Juan José Millás, Almudena Grandes, Luis García Montero  o María Dueñas.

 

Almudena Grandes - Feria del Libro

La escritora Almudena Grandes

Además, se debe tener en cuenta que en esta sociedad globalizada, donde el consumo de masas es uno de los ejes vertebradores de la economía mundial, el libro y su industria buscan un hueco y una transversalidad con otros sectores como la música, el cine, el deporte o la televisión. Por eso, y porque aquí además de ser de tradiciones también somos de idolatrías, entre los rostros de escritores reconocidos o noveles, también podían verse, rodeados de colas de admiradores y curiosos, otros firmantes, como los componentes del grupo de música Vetusta Morla, los presentadores Raquel Sánchez Silva o Jorge Fernández, el chef Jordi Cruz o el televisivo Leopoldo Abadía.

 

Vetusta Morla - Feria del Libro

Algunos de los componentes de Vetusta Morla

La política y el periodismo, a ratos amados, a veces odiados, también viven un momento dulce en lo que a repercusión mediática se refiere, y un evento como la Feria del Libro de Madrid, que aspira a mantenerse en el calendario de eventos sociales fijos de la ciudad, no puede obviar este hecho. Javier Reverte, Rosa Díaz o Julio Llamazares acaparaban volúmenes y preguntas de sus lectores, ávidos de experiencias, tanto de escucharlas como de contarlas, quién sabe lo que pueden llegar a inspirar tales intercambios.

Experimentar la literatura

 

Pero la Feria del Libro no puede quedarse sólo en la estrategia del marketing y el consumo. Hay lectores que nacen y otros que se hacen. De ahí la importancia de mantener, de forma paralela a las 367 casetas, otras actividades que fomenten conocer diferentes géneros, como la poesía o el cuento, menos exitosos en nuestro país en comparación con la novela, o que inculquen la lectura entre los más pequeños.

En este punto hay que reconocer que los organizadores y colaboradores ponen empeño para cumplir con las expectativas. Un ejemplo de ello han sido el Encuentro Poético celebrado este domingo por la Asociación Argadini o las diferentes actividades del pabellón infantil, donde los pequeños pueden acercarse a la magia de la literatura. Y ya puestos, además de hacer lectores, también se pueden descubrir escritores, de ahí que iniciativas como la de El País de organizar un concurso de microrrelatos tengan su peso en palabras, en este caso pocas.

Con estos ingredientes, y a pesar de que toldos y paraguas se han fundido estos primeros días del evento, la afluencia de visitantes hace prever que la Feria gozará de buena salud un año más. Lejos queda ya aquel 1933, cuando se celebró la primera edición en el Paseo de Recoletos con tan sólo 40 casetas. Hasta las traiciones tienen un origen.

 

Por  Patricia García Herrero

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies