La invitación llegó por el comienzo del verano, o quizá tan solo coincidiendo con él. La respuesta se dio en forma de presencia y participación. La librería Jarcha despedía el pasado jueves ( 3 de julio) la temporada de actividades, acogiendo en su espacio a lectores que acudieron a un encuentro con otros que también lo son, y mucho. Fernando Valverde, librero de la casa, daba la bienvenida a José Antonio Marcos y a Juan Cruz. Radio y libros, voz y vida.
Durante la Feria del Libro de Madrid Juan Cruz rescató y recomendó lecturas en su sección El revés y el derecho, dentro del informativo Hora 14, de José Antonio Marcos en la SER. Esta experiencia, tan poco frecuente en nuestros medios de comunicación, se revivió (celebró) de alguna manera en la librería de Vicálvaro. Pero las recomendaciones no vinieron solas, junto a ellas, una serie de reflexiones acerca de la implicación o falta de, respecto a los medios con el estímulo de los libros. A la ausencia de estos en el día a día de la información, en su cotidianidad, a su presencia cuando las noticias sobre libros tienen más que ver con un acontecimiento que los rodea que con ellos mismos. Mientras, Marcos decía «lo que Juan aportaba también era actualidad».
Relacionada con un tema de actualidad, la primera recomendación fue la que Cruz hizo a Felipe VI el día de su coronación, Mater dolorosa, de José álvarez Junco. «Para comprender que este país tiene muchas historias y que todas esas historias deben hacernos reflexionar». Unos años antes, treinta aproximadamente, este periodista y escritor, leyó El revés y el derecho, de Albert Camus, un libro que facilita la «gimnasia moral». Volviendo a esos días de Feria, los primeros que quiso recomendar fueron La verdad de las mentiras, de Vargas Llosa y La infancia recuperada, de Fernando Savater. También habló sobre Los nuestros, de Luis Harss y La llegada de los bárbaros, de José Luis Alonso de Santos.
Marcos mostró un gran respeto por la lectura. «Me gustaría animar a todos a reivindicar la figura del librero» y además habló a favor de la proposición no de ley en defensa de las librerías, una iniciativa de Chesús Yuste aprobada recientemente con unanimidad por la Comisión de Cultura.
La conversación continuó centrada en los libros y varios lectores tomaron la palabra para compartir lecturas lejanas en el tiempo, o recientes que les habían marcado. Así dieron voz a La Regenta, de Clarín; Crónicas de la mafia, de Íñigo Domínguez Gabiña; El primer hombre, de Albert Camus, Últimas tardes con Teresa, de Juan Marsé y a Chaves Nogales.
Fernando Valverde añadió Los extraños, de Vicente Valero y un autor gallego, Álvaro Cunqueiro. José Antonio Marcos, eligió dos más, De Profundis, de Oscar Wilde y Memorias no autorizadas, de José Luis de Vilallonga. Juan Cruz, respondiendo a la petición de una lectora que pedía orientación para introducirse en la poesía; propuso a Jaime Gil de Biedma y otros poetas de la generación de los 50, «para entender de qué color (estado de ánimo) era este país».
Rocío, librera hija de libreros, recordó con cariño dos libros de su infancia y juventud, Robinson Crusoe, de Daniel Defoe y Olvidado Rey Gudú, de Ana María Matute. Por suerte, a veces no se cumple el dicho: «En casa del herrero cuchara de palo».
«Ama el modesto oficio que aprendiste y encuentra solaz
en él. Pasa el resto de tus días como quien ha confiado a
los dioses toda su hacienda, de todo corazón, sin creerte
señor ni esclavo de nadie»
Marco Aurelio, Meditaciones
Por Ana Corroto