Juan Cruz –Ian, ¿Qué es para ti un libro?
Ian Gibson –Lo más grande del mundo
Para los amigos de la Alberti, el 9 de noviembre fue una fecha importante, porque este escritor estuvo en Los Encuentros de la librería presentando su libro “Luis Buñuel. La forja de un cineasta universal 1900-1938” (Aguilar). Junto a él, Juan Cruz. Entre los dos fueron dibujando palabra a palabra los trazos de una fértil conversación.
Respondiendo a Juan Cruz, Gibson dijo que la fascinación hacia el biografiado es el punto de partida, el ingrediente principal a la hora de enfrentarse a un trabajo que implica una entrega completa y constante durante varios años. Mientras hablaba sobre ello, a su lado, a modo de espejo de una trayectoria, situadas junto a la reciente publicación sobre Buñuel, estaban además las biografías de Lorca y Dalí. La de Dalí llegó por Lorca, la de Buñuel por ambos.
Esa tarde, Ian Gibson ofreció a los allí presentes la oportunidad de participar o al menos intuir parte del mundo de esos años 20 y 30 que tan presentes siguen estando en él y para él. Su obsesión por la España que le habría gustado que fuese, no fue, y ahora tampoco es. Fue un reflejo del proceso de búsqueda de un escritor que lo da todo para intentar que la vida vivida por la persona y la vida contada lleguen a fundirse, hasta conseguir la máxima coincidencia con el ser.
Los dos interlocutores despertaron el recuerdo de muchos de los escenarios en los que se había adentrado el escritor durante esta larga travesía, desde míticos cafés de la época, la Residencia de Estudiantes, París, Zaragoza, Estados Unidos. Reflexionaron sobre el modo en que Gibson había accedido a Buñuel acercándose principalmente a su origen. Hablaron sobre la familia, la figura de la madre siempre presente, la muerte del padre, de la huella imborrable que permaneció en él tras su paso por los Jesuitas, de la amistad con Lorca y Dalí, de su relación con la política, de las memorias que escribió y los silencios que contienen, de la presencia de esas experiencias vividas en sus películas y de la relevancia de las mismas para conocer mejor a Buñuel.
Cuando el encuentro iba llegando a su fin, aludiendo a los tres amigos, Juan Cruz lanzó una triple pregunta única: “¿Qué te han dado a ti?”. “Por leer el Romancero Gitano a los 18 años, estoy aquí ahora, hablando contigo”. Y habló del eco y la repercusión del escalofrío que le produjo el “Romance de la luna, luna”. También recitó unos versos. De Dalí dijo que le parece genial el joven de los años 20, pero no le despierta la misma emoción que Lorca. Buñuel le resulta una figura muy compleja, “Todavía no sé quién es exactamente».
Por Ana Corroto