El terremoto que sufrió Nepal se aleja poco a poco en el tiempo, pero no debemos olvidarlo, hay que tenerlo presente cada día porque aquella gente quedó asolada, rota, sin casa, sin comida y sin nada. Hace siete años Enrique Flores viajó a Nepal y recorrió 300 km alrededor del Annapurna, experiencia que edita A Buen Paso, donde se reproducen los cuadernos de esa expedición. Cuando ocurrió la tragedia pensó que podía hacer algo con esos dibujos. “Empecé a colgar fotos en facebook y Arianna Squilloni (editora de A Buen Paso), siempre pinchaba el me gusta en cada uno de ellas”. De esa relación virtual se pasó a la posibilidad de editar un libro y los beneficios obtenidos de la venta dedicarlos a ayudar a la reconstrucción de las zonas afectadas, a través de una ONG. “A buen paso es una editorial que publica libros para caminantes curiosos, para apasionados exploradores del mundo y de la vida. Enrique Flores es uno de ellos. Es un cuaderno de viaje, un símbolo, porque seguramente habrá personas que ya no estén …” añadía Arianna.
“Desde la India fui con mi chica a ver a una amiga a Katmandú. Cuando llegamos nos dijeron: ¿por qué no vais a la montaña? Es lo que hay que hacer en Nepal. No soy deportista, pero compramos unas botas, un forro polar y un saco, y comenzamos el camino. Era una locura. Pensamos en darnos la vuelta rápidamente si nos cansábamos, pero andando poco a poco, nos hicimos los casi 300 km en un mes, casi todo cuesta arriba. Agua, niebla sanguijuelas… tuvimos de todo. En las paradas para descansar yo me dedicaba a hacer los dibujos.” Enrique nos contó las dificultades orográficas que tuvieron que sortear, pequeñas descripciones de los lugares, puentes, ríos y pueblos por los que pasaron, las gentes con las que se encontraron y la cantidad de anécdotas que surgieron. Mientras que nos contaba la aventura, tuvimos la oportunidad de hojear los dos cuadernos originales de los que surgió el libro. “Son notas y dibujos muy personales, con los que nunca pensé hacer nada”.
Escribe Elvira Lindo en su prólogo que “hay una catástrofe natural que sacude los cimientos de la tierra y se lleva por delante una cantidad de vidas tan enorme que desde nuestro mundo no podemos hacernos a la idea de cómo debe ser sufrir en carnes propias la representación real del fin del mundo.” Por todo ello, Arianna y Enrique, pensaron en hacer algo posterior a la publicación. Después de pensar en varias ONG’s, se decidieron donar los beneficios a “Montañeros para el Himalaya”, una obra social muy modesta que se dedica a ayudar a niños huérfanos de la zona. “Actualmente se encarga de la educación de 120 niños”. La filosofía de la fundación responde al principio de devolver a los habitantes del Himalaya las cosas buenas que han brindado a los montañeros y viajeros que han visitado sus tierras. “Ese Nepal que yo ví, ya no existe, hay que dar gracias que sólo hubo 8.000 víctimas”.
Vuelvo a Elvira Lindo para cerrar la reseña de esta presentación que tuvo lugar en La Central de Callao: «Este libro tiene más valor por estar poblado de pobres inocentes que ya no están y de lugares que no serán nunca como fueron. Y es que es muy importante la ayuda a largo plazo, porque hay muchos lugares que la necesitan”.
El nudo en la garganta, la esperanza en el corazón.