Protagonistas // Editores

Editorial Contraseña, 23/06/2020

 

Ir a protagonistas

Alfonso Castán: “Tenemos que hacer que el trabajo de traductor tenga el reconocimiento que merece”

La editorial Contraseña nació hace diez años entre Zaragoza y Huesca, lugares de residencia de sus fundadores, Alfonso Castán y Francisco Muñiz. Se dieron a conocer con El procurador de Judea, un relato del olvidado Anatole France por el que el escritor siciliano Leonardo Sciascia sentía devoción. Tras France llegaron muchos otros autores, sobre todo autoras, olvidadas o desconocidas para el público español: Nella Larsen, Brigitte Giraud, Dorothy Baker o Marquesa Colombi, autora de cabecera de Natalia Ginzburg. Asimismo, gracias a Castán y a Muñiz, leímos los cuentos sobre la violencia machista escritos por Pardo Bazán, conocimos al Doctor Marigold de Dickens, a Las hermanas Bunner de Edith Wharton -de la escritora norteamericana también han publicado Xingú y La piedra de toque– y a Eugene Pickering de Henry James. Los lectores de Contraseña, además, redescubrieron el mundo clásico de la mano de Irene Vallejo, de quien acaban de publicar El futuro recordado, una recopilación de columnas de la autora zaragozana.

 

Acabáis de cumplir diez años de vida, ¿qué balance haces de esta década?

El balance que hacemos es muy positivo. Hay que tener en cuenta que, tal y como se está repitiendo mucho en estos días, el mercado español del libro está saturado tanto por el número de títulos que se publican como por el número de editoriales. En este contexto que una editorial como la nuestra, pequeña y periférica geográficamente, haya conseguido sobrevivir estos últimos diez años y, además, tenga buenas perspectivas de futuro obliga sin duda a estar más que satisfechos. Cuando me preguntan acerca de esta década, siempre digo que la mayor satisfacción que hemos tenido ha sido la de haber podido conocer a personas que, de otra manera, no hubiéramos conocido: libreros, escritores, traductores, ilustradores, lectores… tanto por el hecho de haber llegado hasta aquí como por el hecho de haber conocido tanta gente, el balance es muy positivo. Y eso que, cuando decíamos que íbamos a montar una editorial, más de uno nos decía que terminaríamos arrepintiéndonos, pero no ha sido así.

En un momento tan duro para el mundo del libro a causa de la pandemia del Covid-19, es esperanzador escucharte decir que tenéis muchos proyectos.

Este 2020 iba a ser un año importante para nosotros, porque, tras diez años editando cuatro títulos al año, queríamos aumentar un poco el ritmo. No queríamos alcanzar el volumen de publicación de otras editoriales, incluso, independientes, pero sí que nos habíamos propuesto publicar cinco libros antes del verano y cinco después. A causa de la pandemia, obviamente, hemos tenido que posponer tres de los títulos que tenían que salir antes del verano, con lo cual los que estaban previstos para septiembre en adelante también deben posponerse. Aparte de esto, es cierto que tenemos varios proyectos entre manos, tenemos varios títulos encargados, traducidos… Como supongo que harán el resto de las editoriales, nos iremos adaptando a los tiempos. Vamos a ver qué pasa después del verano, en función de si la cosa mejora o no, decidiremos qué sacamos a la venta y que no.

Ante la tendencia generalizada de publicar muchos títulos, vosotros habéis optado por publicar hasta ahora solo cuatro títulos anualmente.

Ante esta pregunta, hay que ser honestos. Nosotros no vivimos de la editorial, tanto Francisco Muñiz como yo tenemos otro trabajo y Contraseña es nuestra segunda ocupación. No es lo mismo una editorial como nosotros que una editorial que, aunque pequeña, tenga a tres personas en plantilla, puesto que, para poder pagar sueldos y ser solvente no puede publicar solo cuatro títulos al año como hacemos nosotros. Lo que hemos hecho Francisco y yo es acomodar las novedades a nuestra situación personal, es decir, al hecho de que no le podemos dedicar a la editorial todo el tiempo que quisiéramos y eso que nosotros nos encargamos de todo: somos los editores, los correctores, los maquetadores, los comerciales, los que llevamos las redes sociales…

Vamos, vosotros lo hacéis todo.

Eso nos obliga a publicar pocos títulos, pero en parte es también un privilegio poder hacerlo. Y este privilegio se debe a que no comemos simplemente de la editorial, aunque, desde el segundo año, todos los libros que publicamos los financiamos con los que hemos vendido.

De tomas maneras, más allá de vuestra situación personal, no me negarás que no hay una abundancia de novedades cada mes.

No me gusta hablar de las otras editoriales, pues hay que saber la situación de cada una, pero sí que es cierto, quizás, que una editorial publique ocho títulos al mes es excesivo. Al final, cada novedad tapa la anterior y, en mi opinión, es importante que cada libro tenga su vida y tenga, sobre todo, el tiempo necesario para ser conocido, leído y recomendado. Como ha evidenciado el manifiesto de Errata Naturae, no tiene sentido publicar tanto hasta el punto de que tus propios libros se hagan sombra los unos a los otros.

 

Publicasteis El encaje roto, un libro de relatos de Pardo Bazán en torno a la violencia de género y que, si no me equivoco, encontraste leyendo la revista La Tribuna.

Sí, llevaba tiempo leyendo a Pardo Bazán y, un día, consultando un ejemplar de La Tribuna, revista dedicada a publicar artículos en torno a la escritora gallega, encontré varios artículos dedicados al tema de la violencia contra las mujeres en su obra. Como digo, leí aquellos artículos y empecé a tirar del hilo, seguí investigando, leyendo artículos, ensayos e, incluso, alguna tesis doctoral hasta recopilar todos los cuentos que la autora había dedicado a este tema. Cuando ya los tuve todos, me puse en contacto con Cristina Patiño Erín, que es una de las mayores expertas en la obra de Emilia Pardo Bazán, y le pedí que se encargara de la edición de El encaje roto. Para mí es fundamental que la edición de los textos de autores clásicos siempre la haga un experto.

Habéis publicado muchas autoras desconocidas, ¿hacéis vosotros el trabajo de rastreo?

Cuando tienes una editorial, siempre estás con los dos ojos muy abiertos. Me ha pasado de leer una entrevista con un escritor y que éste nombre un autor o libro que le entusiasmó y que no está publicado…Y así empezar a seguirle la pista. La mayoría de las autoras y autores que hemos publicado los hemos descubierto nosotros, pero hay algunos libros que nacen de propuestas que nos han hecho. Este es el caso, por ejemplo, de Toba Tek Singh, relatos del escritor paquistaní Saadat Hasan Manto. Fue su traductora quien nos lo propuso y es que, de otra manera, hubiera sido muy difícil llegar a él, pues es imposible conocer todas las literaturas. De todas maneras, a Nella Larsen y a Brigitte Giraud, por ejemplo, las descubrimos nosotros, como también a Marquesa Colombi con Un matrimonio de provincias. La descubrí gracias a Natalia Ginzburg, que le dedicó un artículo y propuso a Italo Calvino que la publicara.

¿Podría decirse, por tanto, que cada libro tiene su historia?

En algunos casos, la historia es corta y, en otros, es muy larga, pues descubres a un autor o autora y tienes que averiguar quién lleva sus derechos, quiénes son sus herederos… a veces el camino es algo tortuoso.

En este sentido, se podría decir que sois editores que ofrecéis a los lectores aquello que éstos no esperan.

Y, de hecho, una de las mayores satisfacciones que tenemos como editores es haber descubierto a los lectores escritores que, quizás, de otra manera nunca hubieran leído. Pienso por ejemplo en Nella Larsen, es una autora afroamericana que escribió dos novelas estupendas en los años veinte y bastante conocida en Estados Unidos. Prueba de ello es que se estaba rodando una película basada en su novela Claroscuro. Además, Arenas movedizas era una de las novelas preferidas de David Bowie. Lo que quiero decir con esto es que en su país no era una desconocida y, sin embargo, aquí en España no había sido publicada, si bien había tenido contacto con nuestro país. Conoció a García Lorca, por ejemplo, cuando éste viajó a Nueva York.

De lo que parece no haber duda es que el olvido golpea principalmente a las escritoras.

Es cierto que, en nuestro caso, casi todos los escritores que hemos descubiertos son mujeres. Nella Larsen es un ejemplo como también lo es Marquesa Colombi y eso que en España es bastante conocida la literatura italiana del XIX. Después del verano, publicaremos una autora noruega estupenda que tampoco había sido nunca editada aquí.

 

Y luego está el caso de Pardo Bazán, gran parte de cuya obra era desconocida por el gran público hasta hace relativamente poco.

Efectivamente, y eso que van a cumplirse 100 años de su muerte. No podemos decir que fuera una autora desconocida, pero todos la conocíamos principalmente por Los pazos de Ulloa, si bien tiene una obra mucho más extensa. No se conocían los relatos en los que denunciaba la violencia de género, ante todo porque nunca se había publicado una antología como la que hemos editado nosotros.

De hecho, la espléndida biógrafa Isabel Burdiel muestra a una Pardo Bazán compleja y con una obra mucho más diversa y amplia de lo que se nos ha enseñado en el instituto.

Sí, hay muchos lectores y lectoras que nos han comentado que no tenían ni idea de que Pardo Bazán hubiera escrito sobre violencia machista y eso que no es un tema puntual dentro de su obra, todo lo contrario, le dedicó muchas páginas: cuentos, novelas, artículos… En cierta manera, nos sentimos casi unos descubridores de Pardo Bazán al haber sacado a la luz estos relatos.

Os disteis a conocer con El procurador de Judea, de Anatole France, autor bastante desaparecido en nuestro campo literario.

Cuando publicamos este libro, en España solo estaba disponible un título de Anatole France que, como dices, aquí era un autor bastante desconocido, si bien El procurador de Judea es un cuento que en su día tuvo mucha influencia en la literatura europea, a tal punto que en más de una ocasión se ha ensalzado como uno de los relatos a caballo entre el siglo XIX y el XX. De hecho, Leonardo Sciascia valoraba mucho este relato, de ahí que en la edición añadiéramos un texto suyo como epílogo junto con una introducción de Ignacio Martínez de Pisón, que es un escritor bastante cercano a nosotros.

Un caso similar al de Pardo Bazán es el de Edith Wharton, de quien habéis publicado dos novelas cortas que no habían sido nunca traducidas.

Es una autora muy conocida, pero de la que todavía había textos que nunca habían sido traducidos. Este es el caso de los libros suyos que hemos publicado, empezando por el primero de los tres: Las hermanas Bunner, una novela breve completamente desconocida aquí. Hay que tener en cuenta que fue una escritora muy prolífica. Diría que sus novelas largas están todas ya traducidas y editadas. Por lo que se refiere a los otros textos, creo que en los últimos años se han ido publicando tanto las novelas cortas como sus cuentos, de los que Páginas de Espuma hizo una edición estupenda. Por su parte, Impedimenta ha publicado sus artículos durante la Primera Guerra Mundial.

Todos vuestros libros vienen acompañados de un prólogo. ¿Este cumple la función de trasladar al presente los textos, de mostrar su actualidad?

Ante todo, la función de los prólogos era la de ser una especie de aval de la editorial. Al mismo tiempo, sin embargo, como tú dices, los prólogos servían y sirven para establecer un diálogo entre un autor del pasado y uno actual y, al mismo tiempo, contextualizar, acercándolos al presente, los textos. De ahí que, por ejemplo, pidiéramos a Maribel Cruzado Soria que prologara las dos novelas de Nella Larsen. Maribel es una de las pocas personas en España que conocía a la autora y el contexto cultural en el que se inscribía y que era necesario explicar a los lectores. Había que contarles por qué era necesario publicar a Larsen, por qué es considerada una autora de peso en la literatura norteamericana.

 

Desde el principio, vosotros habéis reivindicado la figura del traductor.

Hace unos días, en Twitter alguien alababa a una editorial por poner el nombre del traductor en la portada y a este halago contestaba una traductora diciendo que era una pena que todavía hoy hay editoriales que no lo hacen. Nosotros, desde el principio, hemos optado por destacar al traductor en la portada. Teníamos pocas ideas cuando empezamos con la editorial, pero esas pocas las teníamos muy claras y una de ellas era que, si publicábamos una traducción, debíamos darle protagonismo al traductor en cuanto pieza clave. Cada uno hace lo que considera, pero a nosotros nos sigue sorprendiendo que haya editoriales que, por un motivo u otro, estético o de tipografía, no mencionen en la cubierta al traductor. Lo que me parece muy sangrante es que, en algunos casos, en las portadas aparezca el nombre del prologuista, pero no del traductor. Me parece lo peor.

De todas maneras y yo la primera, desde la prensa también tenemos que hacer autocrítica: muchas veces, al hablar de un libro, no se hace mención alguna al traductor.

Sí, efectivamente. No hay que olvidar que lo que está leyendo la gente son las palabras del traductor para hacer accesible el texto. Creo que todos, desde editores a periodistas, tenemos que reivindicar su papel y hacer que su trabajo tenga el reconocimiento que merece.

Sara Morante, Elisa Arguilé, Alberto Gamón… la ilustración ha sido también una de vuestras grandes apuestas.

Queríamos que nuestros libros se distinguieran en los estantes de novedades. Así que, desde el primer momento, prestamos mucha atención al diseño de las portadas, puesto que queríamos que cada libro tuviera una ilustración hecha expresamente para él. De esta manera, convertimos las portadas en marco para ilustraciones que dialogan con el texto, no como simples representaciones, sino como interpretaciones de la obra. De ahí que la mayoría de las ilustraciones sean bastantes conceptuales. Recuerda la portada de El encaje roto: ahí, Elisa Arguilé ha querido plasmar qué significa para una mujer sufrir maltrato, sin caer en los tópicos. Por esto, representó a una mujer rota, pero que, al mismo tiempo, se puede recomponer, puesto que las mujeres que protagonizan los relatos de Pardo Bazán salen adelante a pesar de todo.

No quiero terminar la entrevista sin preguntarte sobre vuestra particular “best seller”, Irene Vallejo, con cuyos libros ha demostrado el interés y la fascinación que despierta el mundo clásico.

Desde hace mucho tiempo, Irene está convencida de que hay que traer al presente el mundo clásico y darlo a conocer.  De hecho, en El futuro recordado recuperamos sus columnas periodísticas en las que nos recuerda no solo que todo cuanto acontece y nos acontece en el presente ya pasó en el mundo clásico, sino que el mundo clásico nos permite comprender nuestro tiempo. Es una lástima que el interés por los clásicos y todo su contexto, por el latín y por el griego no sea fomentado por las instituciones educativas. Las humanidades están perdiendo cada vez más peso en la educación a favor de educaciones técnicas. Ojalá los responsables de diseñar los planes de estudio se dieran cuenta que es imprescindible la formación humanística, pues solo así tendremos alumnos más perspicaces y críticos.

 

El problema es el desinterés institucional por la cultura, un desinterés que se ha evidenciado trágicamente en estos tres últimos meses, durante los cuales no se han tomado medidas y el ministro de Cultura ha estado completamente desaparecido.

Es una pena comprobar lo poco que interesa la cultura. El otro día me preguntaban qué medidas habría que tomar para ayudar al mundo del libro y, la verdad, son medidas tan sensatas y tan de cajón que no habría ni que decirlas. Lo primero que hay que hacer es dotar a las bibliotecas de presupuesto para que puedan comprar libros, pues de esta manera los editores podremos mantener nuestras editoriales y los escritores, ilustradores y traductores podrán tener trabajo. Asimismo, hay que apoyar a las librerías y fomentar la lectura.  Hay que tener voluntad para hacer todo esto y, evidentemente, dinero, aunque me da la impresión de que hay dinero para casi todo, menos para cultura.

 

Por  Anna Maria Iglesia

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies