«El nivel de implicación editorial no se mide en horas, sino en placer». Con esta frase podríamos sintetizar la filosofía de esta pequeña editorial independiente zaragozana, fundada en 2011 por Víctor Gomollón y Jessica Aliaga Lavrijsen, porque en J&J todo es placer y pasión, y triples saltos mortales.
Compatibilizando su trabajo de editor freelance él, y su labor docente universitaria y de correctora y traductora ella, un buen día deciden que van a dedicarse a editar, lo que les apetece, en su tiempo libre, y quieren una editorial literaria, que prime la calidad frente a lo comercial, además, no van a hacer marca, un diseño cerrado y reconocible, no, van a convertir cada libro en un artefacto único, un objeto artesanal. Y no queda aquí la cosa, porque van a editar a autores noveles, y españoles. Y recuerden que en 2011 la crisis ya campaba por sus fueros. Tela.
Así es Jekyll & Jill, literatura arriesgada, novedosa, diversa y personal, centrada en buscar clásicos del mañana, encerrada en un texto de alta calidad y abierta a formatos que den la clave de su contenido, poniendo el énfasis en el diseño, la tipografía, el papel, la impresión y especialmente en las ilustraciones, experimentando y reinterpretando, para conjuntamente, desde lo híbrido, dar con objetos de deseo, desde lo analógico, jugando con todos nuestros sentidos, y con la complicidad del lector, premiándolo además con detalles, regalos e intervenciones artesanales únicas para cada libro.
Desde su arranque se han visto reconocidos por lectores y crítica, premiados por las instituciones. Su primer título Un día me esperaba a mí mismo, de Miguel Ángel Ortiz Albero, una historia bellísima sobre el poeta Apollinaire en el frente, consiguió el Premio al Libro Mejor Editado en Aragón. Siguieron con su selección de relatos Doppelgänger, ocho relatos sobre el doble + bonus track, curiosas reinterpretaciones del mito por diversos cuentistas, acompañadas de una llamativa cubierta y un recortable de la ilustradora Arantxa Recio. Nuevo tanto textual y visual, que tendría su culmen en Del Enebro, premiado de nuevo, y consecutivamente, como el Libro más bello editado en Aragón, una maravillosa edición de un cuento de los hermanos Grimm, ilustrado por la genial chilena Alejandra Acosta, y esas preciosas intervenciones de hilo natural realizadas a mano por los editores.
Entre medias, joyitas: una divertidísima novela del escocés Brian McCabe, El Otro McCoy, un recorrido, con guiños a Jekyll & Hyde, vendiendo mirillas en plena resaca por Edimburgo, que incluye 20 postales y un mapa para seguir su loco periplo, o El libro de los Milagros, de Carme Tierz, colección de relatos sarcásticos e irreverentes sobre pasajes de la historia de la Iglesia, acompañado de 8 estampas de la ilustradora Sobelman Corta y Pega.
Fieles a su filosofía, a lo analógico, y alimentando a su logo, un bichito llamado lepisma Saccharina, que se alimenta de papel, cola de engrudo y gelatina de película fotográfica, editaron dos títulos sobre fotografía -de Indiana Caba y Jesús Llaría-, y recientemente un ensayo de Antònia Escandell Tur en torno al mítico cortometraje La Jetée, de Chris Marker.
Caprichos, como lo fueron la experimental y deslumbrante primera novela de Rubén Martín Giráldez, Menos joven, llena de guiños y juegos literarios en una loca e insolente carrera radiofónica dando caza a mitos caídos, o Deshielo y ascensión, de Álvaro Cortina Urdampilleta, otra novela inclasificable de diversos géneros con aires de aventura gótica y ciencia ficción.
Sus nuevas apuestas, el recién editado Hombre en azul, de Óscar Curieses, ficción que recrea el diario personal del pintor Francis Bacon, un autorretrato que juega con los límites de la identidad, superponiendo las realidades personales de los autores. Pronto tendremos una novela experimental de la británica Eva Figes, La versión de Nelly, un juego de amnesias y búsquedas personales, o la Mansa Chatarra, de Francisco Ferrer Lerín, textos inéditos sobre la procedencia onírica de su material literario, y por último, un ensayo astronómico antiguo, ilustrado de nuevo por Alejandra Acosta.
Un privilegio contar con editores como J&J en estos tiempos que corren, de cierta molicie y cobardía, nueva savia para combatir con oficio, arte e inteligencia por ese artilugio mágico, el Libro, con mayúsculas.
Por Adolfo López Chocarro