Rita Segato fue la voz elegida para pronunciar el discurso de inauguración de la Feria del Libro de Buenos Aires que se celebra durante estos días en la capital argentina. La antropóloga tomó la palabra e invocó a Elizabeth Costello, el personaje creado por J. M. Coetzee: “Su política, a mi ver, no es precisamente lo que dice, sino su permanente acto de desobedecer, su distracción de la norma. Esa es mi lectura del divino personaje. Y esa es mi lectura de lo más humano de lo humano: examinar los chips que nos programan, y elegir cuál apagamos, a cuál le damos baja, qué mandato extirpamos de nuestra matrix”. La periodista y socióloga catalana Esther Vivas elaboró un libro que supura esta humanidad que menciona Segato, pero, lejos de la ficción, en la más cruda y valiente realidad, y, a su vez, bucea en ese mismo concepto, la desobediencia, en esa misma marea, el feminismo.
Mamá desobediente, una mirada feminista sobre la maternidad (Capitán Swing), coherente con su título, es un libro indisciplinado, difícil de clasificar. ¿Es una tesis? ¿Es un extenso reportaje? ¿Es un relato autobiográfico? ¿Es un manifiesto? Todos estos géneros se prestan al servicio de una voz sincera y de un texto que brinda herramientas para comprender la lucha de las mujeres que no comenzó con el #Me Too, como sostienen aquellos que buscan menospreciarlo, sino mucho antes. Este recorrido derriba mitos y expone argumentos para un discurso de reivindicación que a menudo incomoda. En primera persona, Vivas invita, denuncia, recuerda, busca, reflexiona, desmonta, propone, confiesa y relata el conmovedor momento en el que supo que estaba embarazada.

Esther Vivas, autora de ‘Mamá desobediente’ / (c) Xavier Torres
Vivas se rebela contra todas las imposiciones y se anima a desmontar aquel cliché que sostiene, o sostenía, que la maternidad y el feminismo son dos universos en pugna (“Cuando el feminismo identifica la libertad e igualdad con trabajo asalariado tiende a menospreciar todo lo que sucede dentro de los hogares. La maternidad forma parte de este pack”). En este libro se une la experiencia personal de la autora como activista, como madre, y también un minucioso trabajo de documentación donde emergen desde los primeros hasta los últimos estudios y teorías en la materia. Así, convergen Simone de Beauvoir, Betty Friedan, Margaret Mead, Adrienne Rich en un espacio destacado, Dorothy Dinnerstein, Nancy Chodorow, Jane Lazarre, Monique Haicault y hasta la estrella del cine Keira Knightley. Ninguna voz, ninguna experiencia es subestimada, porque el hilo conductor de este texto recalca que no existe un solo modelo de maternidad (la adopción, las madres solas, las madrastras, incluso la maternidad subrogada, son algunos ejemplos). Así, se propone derrumbar los mitos de la madre dócil y abnegada, “ángel del hogar” o la superwoman, para la que no existe la criptonita del cansancio, hábil para compaginar con destreza el mundo profesional y el personal. Ambas están bajo el yugo de los dictados del patriarcado y del capitalismo.
Se propone derrumbar los mitos de la madre dócil y abnegada, “ángel del hogar” o la superwoman
Con la expansión del poder médico a fines del siglo XIX, se produce otra victoria del patriarcado en el contexto de la ginecología y la obstetricia con la figura del experto, en masculino: los hombres se apoderaron del parto. Hay casos extremos, como los que cita Vivas de William Hunter y William Smellie, y otros más comunes, no por eso poco preocupantes, y que es el machismo de algunos profesionales, educados sin perspectiva de género. El mansplaining y sus definiciones sobre la lógica y la naturaleza de esferas propias de la mujer también invadieron la lactancia, donde también ingresó con fuerza el mercado y la búsqueda por monetizar la naturaleza a través de fórmulas que se comercializan.
Vivas vapora aquella polémica tesis sobre “el instinto maternal”, un determinismo e imposición cultural que se ha comenzado a desmontar gracias al feminismo. La maternidad es una experiencia transformadora para la mujer, para el núcleo familiar y también, en un espectro más amplio, para el social. En este universo, Vivas le dedica un amplio espacio a un tema tabú, la violencia obstetricia (un parto altamente intervenido, una cesárea innecesaria, la episotomía porque sí, el trato irrespetuoso o la separación temprana del bebé, por ejemplo), e incluso tiende un puente entre estas agresiones y otro tabú: la depresión posparto, una enfermedad olvidada por el sistema público sanitario.
Vivas expone el estado actual del debate y de las propuestas parlamentarias para extender los permisos de maternidad y paternidad, la compañía o la ausencia del estado en una experiencia compleja para las mujeres (de malabarismos y coordinación para no abandonar su sitio en el mercado laboral), pero más aún para las criaturas: “Los bebés tienen derecho a estar bien acompañados, alimentados y cuidados por sus progenitores, pero vivimos en una sociedad adultocéntrica, donde todo gira en torno a los mayores, y no nos paramos a escuchar a los más pequeños ni a reflexionar sobre qué modo de cuidados y de crianza necesitamos”. Vivas toma distancia de todo panfleto y mantiene su espíritu crítico y apartidario. Como ciudadana, expone que las madres feministas son en la actualidad huérfanas en términos políticos.
La experiencia de la maternidad ha sido en la literatura de ficción, a lo largo de los siglos, un monopolio masculino. Kilómetros de páginas escritas por hombres, o desde la perspectiva de personajes masculinos, eluden cuestiones clave que padece la mujer, como la depresión posparto. Vivas también señala aquellas obras que rompen con estas cadenas, desde la pionera Charlotte Perkins Gilman con El papel pintado de amarillo, hasta Verity Bargate y Marge Piercy, Tony Morrison, la inmensa Doris Lessing, Karen Kleiman y Molly McIntyre, las creadoras del cómic Good Moms Have Scary Thoughts: A Healing Guide to the Secret Fears of New Mothers, y Margaret Atwood.
Mientras algunos sectores patriarcales y capitalistas defienden “el nuevo mamismo”, una mujer al servicio de sus hijos, de su marido y de su profesión, Vivas acude a encuestas y censos, a datos concretos. Así, propone un nuevo término que se ciñe más al estado actual de la cuestión: la monomarentalidad, la feminización de la monoparentalidad, mujeres que, por diversos motivos, crían solas a sus hijos.
La autora se propone derribar mitos –y lo logra–, como la infertilidad masculina, un tema tabú, en la sociedad patriarcal. También denuncia esas construcciones como la “guerra de madres” e invoca la sororidad. Vivas realiza una minuciosa radiografía de los diferentes modelos impuestos a las mujeres y las exigencias que recaen sobre ellas, mientras reivindica la necesidad de convertir a la maternidad en una experiencia colectiva, “en el marco de un proyecto emancipador”. Desde una perspectiva del denominado feminismo del 99%, desde la certeza de que las mujeres son mucho más que madres, Vivas abraza a una generación y acuna a las próximas, porque aún quedan muchas batallas por ganar.
Por Laura Ventura