Recomendaciones

21/03/2016

 

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10 recomendaciones de poesía para sobrevivir a la primavera

César Vallejo Antología poética [Alianza Literaria]

 

“César Vallejo es un milagro”, concluyó, en una de sus últimas intervenciones, su discípulo Félix Grande. No hay palabra que se aproxime más que ésa a definir este fenómeno de tierra, este acontecimiento rabiosamente humano, untado de lágrimas y abrazos colosales, que la posteridad en castellano tiene el privilegio de llamar César Vallejo. Ese niño del altiplano peruano que levantó una pirámide incaico-española de compasión con la única piedra de su orfandad irreparable. Quien lo conoce vuelve a él toda su vida. Quien no lo conozca aún (bendito sea), puede entrar cuando quiera en la casa fundacional y pobre de su poesía, sentarse en un rincón, y comprobar por qué la humanidad necesitó forjar el lenguaje para quitarse el frío.

 

Vallejo

Alejandra PizarnikPoesía completa [Lumen]

 

El amor, el terror, el dolor. Y una niña como una amazona que fuera una loba del bosque, acechando sin tregua la única lumbre posible de la salvación: el poema. Siempre, fatalmente, el poema. Alejandra Pizarnik es por varias, legítimas razones, un mito de la poesía en castellano. A su recuperación y vigencia en las últimas horas del pasado siglo ayudó su malditismo, su apetencia de muerte, que la llevó al abismo final con sólo 36 años. Pero no es eso lo que mantiene a su espectro en vilo para toda una cofradía de lectores: es que nadie como ella bebió tantos “licores furiosos / para transmutar los rostros / en un ángel, en vasos vacíos”. La Rimbaud de América, la llamó su biógrafa Cristina Piña. La observación es casi exacta: Pizarnik llegó más lejos que Rimbaud.

 

Pizarnik

Blanca AndreuEl sueño oscuro (Poesía reunida 1980-89) [Hiperión]

 

La belleza hipnótica de Blanca Andreu, la exigencia de cincel y mármol de sus versos, su visión deslumbrante, hacen de ella una de las grandes maestras contemporáneas de la poesía en castellano. Tildar a su obra de mística, o surrealista, o con cualquier otra etiqueta, no sería más que una aproximación precaria. Se trata de una ceremonia íntima para cada lector, tratando siempre, por la parte que le toca, de que éste llegue hasta las últimas habitaciones de la sangre, según Lorca. Una alucinación azul en que todos habitamos alguna vez, de algún modo. Pero ella puede oficiar su propio sueño: “Y casi espíritu de fuego, casi la empuñadura de una idea del fuego / aire de pájaro o espada, pero espía, / en tu interior hay ciervos y prodigios, / acaso un charco de oro”.

 

Blanca Andreu

Fernando Pessoa Libro del desasosiego [Acantilado]

 

El más importante poeta portugués lo fue incluso cuando no escribía poesía. También, evidentemente (eminentemente), en las páginas en prosa que ese fantasma llamado Bernardo Soares va hilvanando con candil entre las ruinas y las luces de su existencia en Lisboa. Quizás el dietario más célebre del siglo XX, el Libro del desasosiego constituye uno de los más altos ejemplos de cómo la emoción poética alumbra y da sentido y puede salvar, finalmente, del absurdo que acecha en cualquier esquina. Cuando no hay en el correo “noticia de la carta que nadie habría de escribir”. [Poco recomendable, sin embargo, en estados de desasosiego excesivo…] Es probable que Pessoa –persona, en castellano– sea el heterónimo maldito de todos nosotros.

 

Fernando Pessoa - Libro del desasosiego

Charles BukowskiPeleando a la contra [Anagrama]

 

Siempre ha habido posturitas prestos a declarar eso tan romántico de que si dejaran de escribir se matarían. Charles Bukowski les hubiera matado, efectivamente, en caso de escucharles: precisamente por ser uno de los pocos desgraciados con licencia para decir tal cosa. Y por eso, porque no tenía para sobrevivir más que aporrear los folios hasta que destilasen sangre, semen, flujo vaginal o cerveza de cualquier grifo del infierno, la abrumadora jungla poética de Bukowski no deja ver frecuentemente los diamantes escondidos en el fango. La editorial de Jorge Herralde consiguió hace unos años entregar al lector en español un sólido volumen, en verso y prosa, que recoge lo mejor de su combate, a la vez que funciona como biografía dispersa del púgil bucanero. Alienta en este libro la hermosa autenticidad de un vagabundo que desacralizó a dentelladas el llamado sueño americano.

 

Charles Bukowski - Peleando a la contra

Ángela Figuera Obras completas [Hiperión]

 

Durante el miserable (e interminable) tiempo de silencio de la dictadura franquista, un hilo rojo de hermandades, de complicidades humanas y poéticas, hizo posible que no todo se perdiera. Lo que dio en llamarse poesía social de posguerra tuvo una de sus puntas de lanza en el triunvirato vasco, conformado por Blas de Otero, Gabriel Celaya… y Ángela Figuera: la más secreta de ellos, dotada de una fuerza expresiva cuyo único afán era llegar, llegar al otro, al lector, al semejante en el silencio y la ignominia. “Ser poeta es inútil en un mundo acosado”, asevera uno de sus versos. Y sin embargo, para los de su raza, no había otro remedio. De justicia fue, es, recuperar a esta poeta (honor a Hiperión), dolorosamente consciente de que “aunque clames al bosque, las praderas, los mares, / no harás nunca que un viento sin dolor purifique / las cerradas alcobas donde huele a parida / y a pecado y a cuna y a cansancio de hombre”.

 

Angela Figuera

R. M. Rilke Poesía [Ellago]

 

“Como el cantero de una catedral / se transforma en la calma de la piedra”: Así, algunos artistas, muy pocos artistas a lo largo de la reciente historia humana, han llegado hasta las últimas consecuencias de su arte, de su vida y de su anhelo, para cumplir; para cumplir y cumplirse en su misión. Rainer Maria Rilke, cumbre de la lengua alemana, sima profunda y compartida de lo que algunos aún llaman espíritu, simboliza la sed irreparable de nuestra estirpe, ángeles caídos en medio de este páramo. ¿Busca a Dios? ¿Busca a una mujer? ¿Busca a un demonio que le devuelva la mirada? Lo mismo nos da a nosotros, gozosamente: es la vida, el misterioso palpitar errante de la vida, lo que encontramos a manos llenas en sus páginas: “…el porvenir, la gran aurora (…) canto de gallo tras la noche del tiempo, / el rocío, la moza y los maitines…”.

 

Rilke

Olga OrozcoPoesía completa [Adriana Hidalgo Editora]

 

“…Manadas de caballos ascenderán bravías las pendientes de su infierno natal /y escucharé su paso acompasado, su trote, su galope salvaje, / atravesando siglos y siglos de penumbra, / de sumisas distancias que irremediablemente los conducen aquí…” Paisajes y rumores de Olga Orozco. Voces y cauces y crepúsculos vastísimos que encienden una sola voz solitaria. La inmensa poeta argentina fue el principal referente vivo para Alejandra Pizarnik, su tutora en la búsqueda: ambas indagaron a tientas la manera de conjurar lo oscuro, la imposibilidad de decir con palabras el idioma del otro lado. Orozco se aproximó a ese filo con temperatura animal, con autoridad monárquica. Es, así, una de las voces capitales de nuestro idioma.

 

tapa Poesia reunida_Orozco

Anne Sexton Poesía completa [Linteo]

La poesía como salvación, la poesía como diálogo mendicante entre yo y el espejo y el yo del espejo que responde al otro lado. La norteamericana Anne Sexton (1928-1974) también pertenece a la prestigiosa logia de los poetas muertos prematuramente, así como a la no menos alabada (de lejos) estirpe de los desequilibrados mentales –término que sugiere de manera cómica que los demás sí gozamos de equilibrio–. Dicen que le recetaron hacer poemas, en un psiquiátrico, como terapia o exorcismo de sus demonios. Premio Pulitzer en 1969, Sexton es otro buen ejemplo de lo ilusorio de los límites entre poesía y realidad, o realidad y alucinación. También de que, como cantaba Nacho Vegas, dentro de ciertos horrores “no hay literatura, no”: “Al final del asunto, siempre es la muerte. / Ella es mi taller”. También en ese taller caían aquí y allá negras virutas de belleza.

 

Anne Sexton - Linteo

Félix Grande – Biografía (1958-2010) [Galaxia Gutenberg]

 

Era, es, como su propio nombre indica, uno de los más grandes poetas en castellano de todos los tiempos (el propio Tiempo, que camina imparable en su espiral, se encargará de demostrar esa afirmación). Quizás el hecho de publicar la mayor parte de su corpus entre los años 60 y 70 produjera que el eco de su voz no haya llegado como debiera a los lectores más recientes. No importa: igual que se impone la gravedad, los poemas de Félix Grande llegan siempre adonde se les necesita, para dar su limosna de música al solitario o su grito espléndido de rebelión a los amantes perseguidos de cualquier tiempo y latitud. Antiquísima, modernísima, ferozmente verdadera siempre, la aventura poética (es decir, vital) de Félix Grande resistirá, robusta y generosa, cuando la impostura de tantos haya sido piadosamente olvidada.

 

Felix Grande - Biografia

 

Por  Miguel A. Ortega Lucas

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